Amigos del alma - Entrevista a personajes


Patricia Sutherland entrevista a Gillian McNeil,

protagonista de Amigos del alma.





Octubre 2005
Rancho Brady
Camden, Arkansas


Cuando llegué Gillian me estaba esperando junto a la verja del jardín. Conversaba con un hombre alto con sombrero y protecciones de cuero sobre los vaqueros, que no llegó a presentarme porque tan pronto me vio, trotó hacia mí con su melena al viento y su permanente sonrisa.

GMN: ¡Bienvenida al paraíso! ¿Qué tal el viaje?

PS: Largo, pero agradable.

GMN: ¿Te apetece dar un paseo o prefieres que charlemos en el porche?

Normalmente, habría elegido uno de los sillones de mimbre con grandes almohadones granates y anaranjados de ese porche poblado de plantas desde el que seguramente tendría una visión amplia de ese paisaje de postal que era el Rancho Brady, pero la idea de convertirme en parte de ella fue más tentadora.

PS: Paseo. En este lugar la verdad es que apetece.

GMN: ¿A que sí? Además, el otoño está remolón este año. A estas alturas, suele hacer más frío así que hay que aprovechar...

Eso hicimos. Tomamos un paso angosto que salía junto a los garages y se internaba en un denso bosque de robles blancos y encinas. A veces se oía el ruido de motores de maquinaria agrícola, pero en general, aparte del que producíamos nosotras, sólo se oían pájaros. Animal de ciudad solamente por cuestiones profesionales, mi frecuencia interior se adaptó al entorno tan pronto puse un pie en aquel bosque. Estaba tan abstraída en lo que me rodeaba, que no fui capaz de empezar con las preguntas hasta que no volvimos a salir al camino principal que atraviesa la enorme finca de mil quinientas hectáreas, dividiéndola prácticamente por su centro.

PS: ¿Y qué te ha parecido lo de Mark?

Ella río divertida.

GMN: Su padre sigue diciendo que tenía que estar piripi esa noche, que sobrio nadie habría conseguido convencerlo de hacer semejante locura...

PS: Pero a ti no te sorprendió...

GMN: Para nada. Cuando un hombre conoce el amor tan tarde en su vida, lo valora de otra forma. Y también lo vive de otra forma.

PS: Lo que quiere decir que con Jason todavía hay esperanza...

Ella sonrió, movió la cabeza pensativa.

GMN: Yo soy de las que creen que siempre hay esperanza, pero justo es reconocer que en el tema Jason falta un ingrediente que no faltaba en el tema Mark.

¿Dónde había oído eso antes? Las palabras de Jason volvieron a mi mente.

PS: Motivación.

GMN: Exacto. Para Mark, su vida no sería completa sin formar una familia. Jason se siente completo tal como es.

PS: Bueno, tenemos que reconocer que es bastante completito el chico...

Gillian asintió divertida.

GMN: Sí, y por dentro es mucho más completo, así que imagínate...

Yo la miré con picardía, ella soltó la risa.

GMN: Me refiero al corazón.

PS: Ahhh...

GMN: Jason solamente es un desastre con sus chicas.

PS: Sí que lo es, pero, la verdad, yo no creo que se pueda ser buena gente con exclusiones. O lo eres, o no lo eres.

Noté que ella me miraba con un brillo raro en los ojos, a pesar de su expresión gentil. Yo continué.

PS: Para Jason ellas no son más que carne de cañón, lo cual no habla muy bien que se diga de él. A veces, francamente, me parece bastante cruel.

Por no decir cabrón, pensé, pero el brillo de los ojos de Gillian ahora era como una noche de eclipse iluminada solamente por dos antorchas, y callé. Su sonrisa de ángel no pudo esconder lo mal que le habían caído mis palabras.

GMN: ¿Y para ellas Jason qué es? ¿El amor de su vida?

PS: Podría, ¿por qué no?

Ella rió incrédula.

GMN: Y yo podría ser Naomi Campbell, no te digo, el pelo largo ya lo tengo...

PS: Oye, que primero se sientan atraídas por su físico, no quiere decir nada. El primer acercamiento siempre está basado en eso.

Ahora sí que me miró completamente sorprendida. Sonreía, era un rasgo característico, pero esta vez lo hacía de pura incredulidad.

GMN: Derribos, no acercamientos. Me he pasado años yendo con él a los partidos, no te olvides. Y aunque nunca hemos hablado del tema, visto lo visto, estoy completamente segura de que a sus casi treinta años, todavía no sabe lo que es conquistar a una mujer. Porque nunca le ha hecho falta, son ellas las que van a por él, descaradamente. Y nunca me dio la impresión de que pensaran en "amor" cuando lo tienen delante...

PS: No las culpo.

Gillian soltó una carcajada.

GMN: Ni yo. Pero lo que das, recibes.

Cierto. Así era como funcionaba el mundo según Gillian.

PS: ¿Cómo se rompe el ciclo? Quiero decir, ¿cómo acabo la serie?

Ella suspiró, se quedó pensativa unos instantes.

GMN: Llegará el momento en que se dé cuenta que la vida se le está escurriendo entre los dedos y que algunas de sus aspiraciones más grandes empiezan a estar en la cuerda floja. Eso le va a dar la motivación que necesita -sonrió feliz-. Es muy, muy inteligente, y esto no se le va a escapar.

Lo que iba a ser muy, muy grande, sería la motivación, pero no iba a tener nada que ver con su coeficiente intelectual.

PS: Y tú, ¿qué?

Gillian me miró de reojo.

GMN: ¿Yo qué?

PS: ¿Hay esperanza para ti?

GMN: Yo creo que sí, tú sabrás...

PS: Tengo previsto que te enamores.

Ella sonrió feliz.

GMN: Genial. Pero hazme un favor, no me des detalles ¡me chiflan las sorpresas!

PS: ¿Estás dispuesta? Hay quien opina que nunca te has tomado a nadie en serio porque eso supondría marcharte de aquí y no estás por la labor...

Ella negó con la cabeza y abrió la portezuela que daba acceso a la rosaleda.



GMN: "Quien" se equivoca. -Su expresión me indicó que sabía a quién era "quien".

Me gustan las rosas y siempre que tengo la ocasión de echarles un vistazo, aunque sean el único ejemplar de un jardín, no la dejo pasar. Esto eran palabras mayores. Esto era el auténtico paraíso de lo que Gillian y Jason llamaban su "paraíso idílico" -el Rancho Brady-. Esto era...

Increíble.

Pérgolas, senderos de madera, pequeñas fuentes de piedra, románticos bancos de hierro dispuestos aquí y allí, entre más de quinientos rosales de tipos y colores diferentes...

Ella rió ante mi evidente expresión maravillada e hizo los honores.

GMN: Gracias, me encanta que te encante.

Durante un cuarto de hora mis preguntas fueron de tipo botánico. Suelta a dos amantes de las rosas en una rosaleda y quince minutos pasan volando... Pero había que retomar el otro cuestionario, así que lo hice.

PS: ¿En serio estás dispuesta a enamorarte?

GMN: Seguro, el amor es lo más importante que te puede pasar en la vida.

PS: ¿Aunque eso te obligara a dejar este paraíso?

GMN: Sin duda.

PS: Me sorprendes.

GMN: ¿Por qué?

PS: Creí que nunca querrías dejar a esta familia ni vivir en otro lugar más que aquí.

Ella sonrió espontánea.

GMN: Y no quiero. Pero si me enamoro, seguro que esa persona va a ser todo lo que sueño en un hombre y va a justificar completamente el sacrificio de tener que elegir.

PS: Pues no te imagino viviendo en otra parte, bonita, no sé qué decirte...

GMN: Ni yo. -Rió-. De todas formas, si el príncipe que me adjudicas pasa "mi prueba del algodón" como dice Mark, entonces es que es la repera... ¡Valdrá la pena!

PS: ¿Y, por curiosidad, cómo sería según tú el individuo capaz de pasar "tu prueba del algodón"?

Ella se deternilló de risa. Me miró con picardía.

GMN: Prométeme que no me vas a estropear la sorpresa...

PS: Prometido.

GMN: Gracias ¡qué alivio! Es que las cosas que no esperas, eso con lo que no cuentas le pone tanta sal a la vida... Son minutos que valen por toneladas de ilusión... No quiero saber lo que va a pasar mañana o dentro de una hora... Quiero que me pille desprevenida, vivirlo a fondo. Sea bueno o no tan bueno.

La iba a pillar completamente desprevenida.

PS: Príncipe azul, bonita, no te vayas por peteneras...

GMN: Vaaale, tendría que ser alguien a quien admire.

PS: Ya. Mientras lo admires no te va a importar que tenga tres ojos y sea verde.

Su risa jovial inundó el lugar.

GMN: Quiero un hombre, no un marciano.

PS: Con esa descripción, lo que vas a necesitar es un milagro.

GMN: Admiro tres cualidades en un hombre; inteligencia, perseverancia y fortaleza.

PS: ¿Belleza física no? Pues los hombres con los que has salido no era precisamente feos...

GMN: A mí no me cuentes, salieron de tu cabecita.

PS: Y aún así, te duraron lo que un suspiro. Menos que un suspiro.

GMN: Me aburro con facilidad.

PS: Eso lo decía Mark y mira cómo acabó...

GMN: Pues también era cierto, te diré... Mark ya estaba aburrido dos segundos después de que le dijeran "me llamo Susan, encantada de conocerce". ¡Qué tío!

PS: Pero tú eres mujer. Por lo general, no nos aburrimos tan rápido.

GMN: Eso será en tu caso, yo con los años, en cuestión de pareja cada vez me aburro más rápido... Para empezar está lo de la variedad. Me gustan muchas cosas y para mí "cena y peli en el sofá" no es ningún plan. Y aunque pueda apuntarme a "de marcha hasta las tantas", si es el único plan, tampoco es que me seduzca demasiado...

PS: Ya, a ti para mantenerte entretenida hay que llevarte a hacer rafting...

GMN: ¡Es super! ¿Lo has probado alguna vez?

PS: No. Yo soy una aburrida escritora de novelitas rosas, me va más el romance que la aventura.

GMN: Pues deberías probarlo, en serio, es un subidón...

PS: Seguro que el puenting es igual de subidón y más barato...

GMN: Pues eso no lo he probado... Se lo propondré a Jason, a ver qué le parece.

PS: ¿Y qué le va a parecer? Está tan loco como tú, bonita.

Ella rió.

GMN: Sí, pero tiene un contrato con cláusulas muy restrictivas -me miró, traviesa-, yo no.

PS: Cierto. Se me olvidaba que su cuerpazo gentil vale una pasta... Bueno, y aparte de la cuestión de la variedad ¿cuáles son esos otros "grandes no" que un aspirante a príncipe azul debe tener en cuenta si quiere enamorarte?

GMN: Solamente una; que no se meta en mis cosas. No llevo muy bien que intenten controlarme o ponerme límites.

PS: O sea, que no se suba por las paredes cada vez que te vas a hacer rafting con Jason.

Ella asintió sonriendo.

GMN: Sí, entre otras cosas.

PS: Pues es una gran pega, ¿sabes? Ningún tío, por más perfecto que sea, va a ver jamás con buenos ojos el tema Jason.

GMN: Pues entonces va a ser un gran problema porque eso no es negociable. Jason siempre estará en mi vida, es así de importante.

PS: ¿Cómo de importante?

Ella se encogió de hombros como si la respuesta fuera obvia.

GMN: Es una parte de mí. Algo así como mi otro yo con mucha testoreona.

Curiosa forma de llamarlo.

PS: En otras palabras; tu alma gemela

Ella negó con la cabeza, me echó una mirada pícara.

GMN: ¡Cómo sois los de tu especie!

PS: Oye, si dices que es "tu otro yo con mucha testosterona" es tu alma gemela, a mí no me vengas con cuentos...

GMN: Cada vez que la gente habla de almas gemelas piensa en romance. Pero es perfectamente posible que alguien sea afin contigo, que esté muy unido a ti y que no sea tu alma gemela...

PS: ¿Ah, sí? ¿Y si no sois almas gemelas, qué sois?

La pregunta fue puro formulismo. Sabía lo que iba a decirme, y no porque fuera mi personaje.

Si Jason había conseguido desarrollar una ceguera temporal que le impedía ver la exposición monográfica que tenía en las paredes de su propia casa, Gillian había ido mucho más lejos. Lo suyo era auténtica convicción.

Ella sonrió, dejó que sus ojos se llenaran del paisaje que nos rodeaba, y durante un instante tuve la sensación de que se fundía con él. Al final, volvió a mirarme. Nunca olvidaré la expresión de su cara ni el tono de su voz cuando respondió:

"Amigos del alma".

Patricia Sutherland, Octubre 2005.


© 2007. Patricia Sutherland




Resumen, prólogo y enlaces de compra aquí:
Amigos del alma, una historia de almas gemelas.



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