by Jera Romance
(España)
Eran muchas las expectativas con las que empecé esta lectura y decir que las ha superado todas con creces es quedarme corta. Harley R. no se parece en nada a Princesa, son libros totalmente distintos, por eso mismo la historia de Evel y Abby no es para nada lo que yo imaginaba, desde el comienzo me sorprendió lo poco previsible de la historia, llega un punto que la trama toma tal giro inesperado, que mi corazón se saltó al menos un par de latidos.
Conoceremos a un Evel totalmente correcto y comedido en cada acto, rasgos de una personalidad fría y distante pero que en este caso no lo es para nada. Sentí a Evel un personaje muy cercano, con quien te sientes a gusto, no en vano Abby piensa que con su sola presencia aísla la espiral de angustia y desazón que es su vida, sintiendo la paz interior que necesita. Su historia de amor se fragua a fuego lento, es un amor que da pequeños pasitos, que podría parecer que no se mueve pero cuando ves a la Abby, casi Morticia que tan odiosa nos pareció en Princesa y la comparamos con la Abby rebosante de vida y felicidad del final, aprecias que el cambio producto del amor, no es pequeño, es inmenso.
Lloré al punto de la histeria, me excité al punto de sentirme febril, cada poro de mi piel se emocionó y vibró con el primer roce de sus labios, ni os cuento que sentí cuando la intimidad entre ellos se intensifica y Evel deja de ser tan comedido y correcto... Es complicado que un libro te haga sentir así, Harley R. lo consiguió y nunca un desayuno me resulto tan erótico...
Los pequeños momentos que la autora nos regala de la vida en común de Tess y Dakota son geniales, ver como su relación evoluciona siendo ellos los mismos, me resultó de lo mas apropiado.
Conoceremos a nuevos personajes muy entrañables, como Angela, la abuela de Evel, y otros que ya conocemos y siguen siendo igual de insufribles, como las madres de Tess y Dakota. Menudas son las reuniones en casa de los Gibb.
Un par de cositas hacen que esta historia no sea para mí un libro diez, la primera la exagerada longitud de sus capítulos, algunos me llevaron más de una hora acabarlos y yo que tengo la compulsión de no poder dejar un libro sin finalizar el capítulo, casi grito de desesperación (sí, es una paranoia mía, que le vamos a hacer...) y por último, algunas expresiones y palabras me resultaron raras o no las comprendí, y eso hizo que en algún punto se ralentizara la lectura.
En pocas palabras, esta es una historia llena de pequeños gestos que producen grandes reacciones. Una lectura que recomiendo sin lugar a dudas. Para mí, el mejor libro de Patricia Sutherland.
Niusa K.
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