Novela romántica corta
Momentos Especiales - Conor & Nikki
Extras Serie Moteros # 9
He pensado que estaría bien abrir el telón y dejarte curiosear un poquito de estos especialísimos momentos del motero de las rastas y su chica. ¿Tú qué opinas?
¡Conor y Nikki emprenden una nueva aventura!
Después de varios meses residiendo en Suiza, no solo están felices con su nueva vida de casados, sino que los dos han alcanzado el éxito profesional. Ella tiene al fin su lugar entre las intérpretes de la ONU y él ha vuelto a engrasarse las manos en una importante empresa ginebrina dedicada a la customización de vehículos. Ahora, además, acaban de recuperar su antiguo piso de Londres donde pueden pernoctar los fines de semana que pasan en la ciudad sin provocar guerras familiares por el turno de visita. Si a eso le suman una agenda cargada de quedadas moteras de las que Conor ya no tiene que encargarse de organizar, el panorama es simplemente perfecto.
Pero la vida tiene otros planes para Conor y Nikki y les reserva una gran sorpresa...
Todo comienza un domingo cualquiera en el centro de Londres, con una actuación de músicos callejeros y una propuesta de lo más inesperada.
Si has leído la serie de ficción romántica Los moteros del MidWay y te has quedado con ganas de saber más del motero de las rastas, ¡no puedes perderte estos momentos especiales!
Secuencia de lectura recomendada:
Lola (Serie Moteros 3)
Lola Entre-Historias (Serie Moteros 4)
Los moteros del MidWay, 1 (Extras Serie Moteros 1)
Los moteros del MidWay, 2 (Extras Serie Moteros 2)
Los moteros del MidWay, 3 (Extras Serie Moteros 3)
Momentos Especiales - Dylan & Andy (Extras Serie Moteros 7)
Momentos Especiales - Evel & Abby (Extras Serie Moteros 8)
1
Domingo, 26 de septiembre de 2010.
Aeropuerto de Mahón.
Menorca, España.
Conor sonrió ante la inusual imagen. Nikki había dicho que ella se encargaba de ir a buscar unos tentempiés y ahora volvía con ellos en una bandeja, contoneándose al ritmo de una música imaginaria.
—¿Qué? —le dijo risueña al notar que la miraba con expresión pícara—. No creas que solo tú puedes ir por ahí meneando las caderas y acaparando la atención de toooodo el mundo.
Y con esas, se inclinó a darle un beso en los labios, tras lo cual se dedicó a distribuir lo que traía sobre la mesa, más feliz que unas pascuas.
—Por mí, perfecto. Pero como te vea tu señora madre, dirá que te he contagiado y me echará la culpa de haber convertido a su seria y formal hija en una payasa.
—Mi señora madre haría muy bien en ocuparse de su vida y dejar de meterse en la nuestra. Cree que mi marido es un payaso, ¿y qué? A mí me encanta.
—Pero también crees que soy un payaso. Al menos, no lo niegas —apuntó Conor con malicia.
Era divertido. Extrovertido y supersociable. Y muy desinhibido. No le daba vergüenza lanzarse y tampoco le importaba si la gente pensaba que estaba haciendo el ridículo. En su opinión, esa mezcla de cualidades lo volvía terriblemente atractivo. Nikki revolvió su batido con la pajita. Seguidamente, se la pasó por la lengua en un gesto que tuvo más de sensual que de goloso.
—Creo que eres el hombre de mi vida. Me da igual lo que la gente piense de ti… Mi señora madre, incluida.
—Guaaaaaaaaauuuu… —Conor la besó en un arrebato apasionado—. Me vuelve loco que me digas esas cosas…
Y a ella, sus agradecimientos. Nikki se lamió los labios, insinuante.
—En ese caso, te las seguiré diciendo…
Él sonrió con cierta incredulidad ante la evidente transformación de su chica. Los dos habían cambiado desde que habían tomado la decisión de casarse y la habían convertido en realidad en apenas treinta días, eso era cierto, pero Nikki mucho más. Y ahora, para ponerle la guinda al cúmulo de sorpresas con las que ella lo venía sorprendiendo desde hacía cinco meses, había vuelto a alquilar el piso de Londres. El mismo que habían compartido al empezar a vivir juntos y que él había conservado tras la ruptura. Desde el mismo momento en el que Nikki le había confesado la pequeña travesura que había hecho a sus espaldas, era como si hubiera vuelto a transformarse. La fiesta por la boda de Evel y Abby había terminado al alba y apenas habían dormido, pero durante el desayuno había estado conversando con todo el mundo, animándolos a apuntarse a la quedada que tendría lugar la siguiente primavera en honor a la hija de Dakota y Tess.
—Estás contenta. —Había sido una afirmación hecha con el mismo tono de hombre enamorado que empleaba cuando hablaba con ella.
—La palabra es «feliz». La otra se queda corta. Pero ¿por qué lo dices? ¿Porque ahora bailo en público y no solo cuando estoy en casa?
—También por eso, sí. Te has pasado el fin de semana relacionándote con todo el mundo. Fue bonito verte reír con mis colegas. No sé… Antes tenía la sensación de que no acababan de caerte demasiado bien…
Nikki asintió con la cabeza, pero no hizo comentarios. Dio otro sorbo a su batido de plátano.
—Eh, preciosa, ¿te ha molestado? —quiso saber él, algo sorprendido ante su cambio de actitud.
Ella se apresuró a quitarle hierro al asunto con un gesto.
—No, para nada… Es solo que tenía la sensación de que era justo al contrario… Bueno, en realidad, es más que una sensación; durante bastante tiempo yo no les caía bien, Conor. Hubo una época en la que discutíamos como si no nos soportáramos y creo que se quedaron con esa imagen mía, la de «novia terrible que te amargaba la vida»… No digo que se portaran mal conmigo, pero mantenían la distancia… Me hablaban lo imprescindible, nada más. Creo que pensaban que no era la chica adecuada para ti…
Conor se rascó la cabeza en un gesto cómico. «Vaya cagada», pensó. No había sido su intención sacar ese tema y por mucha transformación que hubiera sufrido Nikki, seguía sin tener demasiado claro que abordarlo fuera una buena idea. Pero allí estaba, sobre la mesa de aquella cafetería del aeropuerto... [Sigue aquí]
¿Qué tal? ¿Ha estado bien volver a ver a nuestra pareja en acción? ¿Los echabas de menos? ¡Yo sí! Por eso he disfrutado tanto escribiendo esta historia. Y estoy segura que tú también echabas de menos a Conor y a Nikki. Tan segura como de que te he dejado intrigada por saber más de esa llamada inesperada que reciben...
¡Ánimo, estás a nada de enterarte de todo!
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