Novela romántica corta
Momentos Especiales - Evel & Abby
Extras Serie Moteros # 8
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Seguro que el título te ha dado que pensar. ¿A qué incógnitas se refiere Patricia? Bueno, como en toda boda, la de Evel y Abby también está expuesta a imprevistos como que ese día amanezca lluvioso -o ventoso, lo que tratándose de Menorca no sería algo extraño- o, por ejemplo, a fallos en la iluminación. Ya ocurrió, ¿lo recuerdas? En la boda de Dakota y Tess, lo que obligó a nuestro querido irlandés a quitarse su elegante chaqueta y arremangarse para resolverlo. Hay infinidad de imponderables que pueden estropear un boda, pero no es a ellos a los que me refiero.
¿A qué, entonces? Bueno, verás, me refiero a tres circunstancias especiales que están ahí, como la espada de Damocles, y son potencialmente capaces de cargarse este momento tan esperado. De dos de ellas te hablaré en este mensaje, la tercera dejaré que la averigües cuando tengas la novela en tus manos. ¿Preparada? Vamos con ellas.
Primera incógnita.
En la tercera temporada de Los moteros del MidWay, nos enteramos de que Tess está embarazada. Por su edad y su historial clínico, se trata de un embarazo de riesgo y su médico se ha mostrado tajante en cuanto a cómo serán los próximos meses de su paciente: el dictamen fue dieta y descanso estrictos. La editora no está dispuesta a perderse la boda de su hermana y esta tiene claro que no habrá ninguna boda si Tess, finalmente, tiene que quedarse en Londres. Tanto es así que en julio, la pareja protagonista mantiene esta conversación:
"... Evel alzó la vista del móvil cuando oyó que se abría la puerta de su baño privado. Sonrío a la mujer que envuelta en una bata inmensa entraba de puntillas para no mojar el suelo.
—¿Otra vez usando mi albornoz? Voy a empezar a cobrarte un alquiler, bombón.
—Ah, estás aquí, motero... Sí, me he dejado el mío en el vestuario y para rematarla, el bolso con la ropa limpia en tu sofá… No sé dónde tengo la cabeza… —se quejó Abby. Estaba a punto de volver a meterse en el baño, cuando el habló.
—No tan rápido, preciosa, ven aquí.
Abby miró la mano extendida del motero con una sonrisa de resignación. Como empezaran tan pronto a tentarse mutuamente… Había muchas cosas que acabar antes de poder poner rumbo a Menorca para asistir a la boda de Andy y Dylan. Viaje que pensaban aprovechar para ir adelantando asuntos de su propia boda.
—¿Y crees que es una buena idea que me acerque? Tú tienes un evidente problema con las batas de baño, sean tuyas o mías, y yo uno todavía más grande con tus caricias —comentó, refiriéndose a la cantidad de veces que en el pasado, una circunstancia parecida había acabado con ellos dos haciendo uso y abuso del sofá del despacho hasta altas horas de la noche, olvidándose de todo lo demás.
De más estaba decir que para Evel siempre era una buena idea tenerla entre sus brazos. Sin embargo, en esta ocasión, la razón de su petición no respondía tanto a propósitos sensuales, sino más a sondear a su mujer. Abby continuaba muy silenciosa desde que habían vuelto de casa de Dakota y Tess. Él no tenía claro si la razón era que le preocupaba seguir adelante con su boda en Menorca después de saber que el médico había desaconsejado el viaje a su hermana, o si su silencio tenía relación con aquel comentario jocoso de tía Stella acerca de “la falta de noticias desde el frente” que a los dos los había tomado tan por sorpresa. Fuera lo que fuera, estaba dispuesto a averiguarlo y, por supuesto, a zanjar la cuestión.
— Ven, bomboncito —suplicó.
Abby obedeció a regañadientes. Al llegar junto a él, tomó su mano y dejó que él la guiara donde siempre la llevaba; sobre sus piernas.
—Dime lo que sucede, por favor.
—No sucede nada.
—Abby, que te conozco…
Eso estaba claro, pensó ella. Era imposible ocultarle algo. Sin embargo, no estaba segura de querer hablar del tema.
—¿Te parece buena idea seguir adelante con la boda en Menorca después de lo que ha dicho Tess hoy?
—Te preocupa. —No sonó a pregunta porque no lo era. Le había cambiado la expresión de la cara en cuanto oyó a su hermana decir que cancelaba su asistencia a la boda de Andy y Dylan por expresa recomendación médica.
Abby movió la cabeza afirmativamente. No perdía de vista que el bendito tumor que había traído de cabeza a su hermana estaba en franca retirada, una que incluso podía tacharse de milagrosa, pero aún olvidándose de él, su embarazo era de riesgo por la edad, lo cual añadía la posibilidad de que se presentaran más imprevistos y eso no dependía de Tess, por más buenas intenciones que ella tuviera. No estaba dispuesta a celebrar la boda si ella no podía asistir. Y además, su querida madre se había ocupado aquella misma tarde de llamarla por teléfono para recordarle que celebrar una boda en otro país —algo que, dicho fuera de paso, le seguía pareciendo un capricho de adolescente—, carecía totalmente de sentido ahora que su hermana mayor estaba embarazada.
—Creo que hay que darle tiempo al tiempo, preciosa. Tú no quieres una boda en Londres y yo no quiero nada que tú no quieras.
—Lo sé… —Abby dejó una suave caricia sobre el rostro masculino—. Pero tampoco quiero una boda a la que mi hermana no pueda asistir… Si lo cancelamos ahora, recuperaremos parte del dinero invertido y quizás estemos a tiempo de organizar una boda inglesa, en algún rincón bonito del país…
—Bonito y a no más de dos horas en coche de Londres —señaló Evel, recordándole que las especificaciones médicas en cuanto a viajes de mujeres embarazadas eran muy precisas, como había comentado la propia Tess aquella misma tarde.
Abby puso morritos provocando que a Evel le diera un ataque de ternura, y la estrechara fuerte entre sus brazos.
—Mira, linda, yo creo que lo que tenemos que hacer es seguir adelante con nuestros planes. Es el momento ideal y el lugar ideal. A los dos nos hace mucha ilusión que sea allí, de todos los lugares del mundo, y que sea ahora, en septiembre. Así que propongo que sigamos adelante. ¿Que cuando llegue el momento Tess está igual de estupenda que ahora? Perfecto, la fletamos con destino a Menorca a bordo del avión privado de mi padre, con médico y enfermera incluidos, para que todos estemos más tranquilos —A Abby se le iluminaron los ojos—. ¿Qué Dakota y Tess deciden no viajar? Entonces, posponemos la boda. ¿Qué es lo peor que puede pasar, que perdamos el dinero invertido? Un sueño es mucho más importante que eso, bombón.
—¿En serio, no te importa?
—Por supuesto que no. ¿A ti, sí?
Abby negó con la cabeza. En su casa, el dinero nunca había sobrado y cuando empezó a trabajar, su mediocre sueldo no daba más que para lo esencial por lo que siempre se aseguraba de hacer un buen uso de hasta el último penique. Desde que estaban juntos, eso había dejado de ser un problema, pero el hábito de toda una vida no cambiaba tan fácilmente. Cuestiones económicas al margen, tampoco deseaba posponer la boda. A Evel le había costado varios meses convencerla, pero ahora que se habían embarcado en la organización, realmente deseaba que llegara ese día. Estaba tan ilusionada como él.
—Sigo siendo dura a la hora de abrir la billetera, ya me conoces —reconoció. Evel esbozó una sonrisa—. Pero no, realmente no me importa. Tienes razón, cruzaremos los dedos para que Tess siga tan estupenda como hasta ahora y nosotros podamos darnos el “sí quiero” en la fecha señalada. Esta vez, en una boda como Dios manda —dijo con retintín, citando las palabras de su madre.
—Exactamente —repuso él, y se inclinó a besar ligeramente los labios de su mujer...."
La fecha prevista para el gran día es el sábado 25 de septiembre. Si todo va bien, para entonces Tess estaría en el sexto mes de gestación, camino del séptimo, así que… ¿Qué tal va su embarazo? ¿Le dará su médico permiso para subirse a un avión? ¿Qué pasará si finalmente ella no puede desplazarse a Menorca? Evel ha dicho “la posponemos” y si solo se tratara de Abby y él, podemos darlo por hecho, pero con las hermanas Baldini y Clinton Rowley implicados a tope en el gran día, las cosas no resultarán tan sencillas.
Segunda incógnita.
Harley es una persona muy importante en la vida de Evel y él desea que ella esté presente en un día tan señalado. Sin embargo, no es alguien que su familia mire con buenos ojos. Más aún, su padre, Clinton Rowley, y Harley son incapaces de estar en una misma habitación sin sacar la artillería pesada. Una de las razones principales por las que la familia Rowley no tolera a Harley es que no le perdonan que haya abandonado a James en el momento más bajo de su vida. Evel, tú y yo sabemos por qué lo hizo, pero los labios del motero están sellados por una promesa que hizo hace seis años así que… ¿Optará Harley por quedarse en tierra y ver la boda de Evel en fotos o, como es propio de ella, se pondrá el mundo por montera, se presentará en Menorca y dejará que cada palo aguante su vela? Y si lo hace, ¿cómo lo tomará Clinton Rowley? ¿Lo dejará correr por consideración a su hijo o, más propio de él, se enfrentará a Harley como le hemos visto hacer en Moteros 2? Y a todo esto, ¿qué tiene Abby que decir al respecto? Después de todo, es su boda, ¿no?
Del tercer interrogante te enterarás cuando leas la novela, pero voy a adelantarte algo; te sorprenderá. Estoy bastante segura de que no lo esperas ;)
¡Sigue en antena que la semana que viene le toca el turno a los invitados de esta esperadísima boda!
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