by Jera Romance
(Madrid, Espana)
"...Acogidas se lleva diez horas de tus días. Solidarios, la mitad de tus fines de semana. Si tú no fueras una prioridad en mi vida, dudo que nos hubiéramos visto más de diez veces en estos cuatro meses... ¿Cuál es tu plan, Shannon? ¿Que abra la cartera y mire tu foto para acordarme de cómo es la cara de mi mujer? ... ¿Que una canguro me ayude a ocuparme de mis hijos mientras tú te dedicas a enderezar la vida de hijos ajenos? ¿Tiene algún sentido? ... Quiero entrar en casa y verte, que huela a tí, sentir tu calor. Hacer una pausa en el trabajo y tomarme un café contigo, abrazados en el jardín. Quiero a mis hijos con su madre, no con alguien que los quiere a cambio de dinero. Crecí en el hogar de una pareja en la que cada cual asumía su rol, con amor y con responsabilidad. Me educaron dos ángeles, Shannon. Y ahora quiero casarme con otro y que mis hijos tengan la misma suerte que tuve yo..."
Mark Brady a Shannon O'Neil.
Primer amor, capítulo 31.
En una sociedad que ensalza el individualismo y el éxito como valores predominantes, el párrafo que abre esta entrada puede resultar anacrónico. Ocuparnos de nuestros asuntos "se come" el tiempo de conocer a nuestra pareja, a nuestros hijos, a nuestros seres queridos... Pero una relación se nutre de tiempo, es su alimento, y nuestro entorno afectivo es más importante de lo que parece. En realidad, es determinante.
En su libro Una teoría general del amor (Vintage, 2001), los psiquiatras, doctores Lewis, Amini y Lannon explican que desde la infancia nuestros cerebros se conectan con aquellos de las personas más cercanas a nosotros en un ritmo que construye la fuerza vital de nuestro cuerpo. Son estos lazos silenciosos, precisamente, los que determinan nuestro temperamento, nos equilibran y ayudan a mantenernos sanos, y más importante aún, cambian la estructura de nuestro cerebro hasta el punto de quienes somos y quienes podemos llegar a ser, depende de aquellos a quienes amamos. Anacrónico, no; ancestral, sí: está impreso en nuestra memoria celular.
Primer amor, la más romántica de Sintonías. Disponible en formato impreso y digital, aquí.
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