by Jera Romance
(Madrid, España)
Nunca es tarde cuando la dicha es buena, dice el refrán. Un refrán aplicable a esta novela y a los magníficos momentos que me ha hecho pasar.
Dejando a un lado la posibilidad de enamoramiento entre una mujer de 30 y un joven de veintitantos en la vida real, la historia de amor que Patricia Sutherland ha escrito de Tess y Dakota es tierna, adorable, en algún punto dolorosa, en otros, sensual, erótica... pero toda ella es verosímil. Y lo es porque ha creado unos personajes reales en los que no permite la blandura de la idealización.
Tess es una mujer con garra que se ha hecho a sí misma y que tensa la cuerda de su vida profesional hasta el tope. Sabe lo que quiere y lo que puede conseguir, pero a cambio, su ambición va devorando sus años de juventud, difuminándolos entre manuscritos escritos por otros. Su soledad la hace entrañable. Y por eso es tan proclive a recibir el amor. Está necesitada de él.
Abby es el polo opuesto. Una majadera egoísta y caprichosa que no sabe todavía que hacer con su vida, más que escuchar las alabanzas y pésimos consejos de sus tías.
Y, por fin, Dakota: un niñato que vive el momento y no piensa en nada más que en su diversión y en sus caprichos, pero que de pronto, cuando el azar se tuerce, su personalidad da un vuelco radical. Nos ofrece entonces una panorámica de fuerza interior, de capacidad de trabajo y de entrega, de las que no le creíamos capaz. Es, para mí, el mejor personaje de toda la historia, porque en él radica la fuerza del cambio, de la superación personal y social, de la capacidad de reacción del ser humano.
Nadie que no haya tenido un perro, puede entender la locura que sentimos los que lo tenemos por nuestras mascotas.
Nadie que no haya tenido moto, puede entender el significado de una, para su propietario. Además de los tópicos sobre el tema, la sensación de libertad, el placer que te da cuando vas sobre ella, el colegueo con los amantes de la moto..., surge algo más profundo. Es el vínculo que se establece entre hombre/máquina.
En Princesa, sabes que Dakota está real e irremediablemente enamorado (no encaprichado, ojo, como se podría suponer) en el momento en el que el lector conoce, antes que la propia Tess, ---texto editado para eliminar el "spoiler"---. Y entonces es cuando te das cuenta de la profundidad moral del personaje. Y de que en unas cuantas páginas ha ganado en calidad humana.
Nada que decir de los secundarios. Los ves retratados. Ves en ellos a las gentes de los barrios londinenses, con sus casitas, sus jardines y su independencia.
He visitado de nuevo Londres. He tomado el café en el Starbucks del Covent Garden y me he llegado hasta Kew Gardens. Ha llovido sobre mi cabeza y me he sacudido tal y como lo hace un perro. He sentido frío, el dolor de la separación, un calor abrasador (el sexo es estupendo en cualquiera de sus versiones, ¿no?), la angustia y la necesidad de un reencuentro. He estado con Tess mientras buscaba otra forma de vivir. Y me he ahorrado un par de cachetes (porque no es políticamente correcto) sobre las mejillas de Abby.
Pero no ha habido ni una sola escena en la que no haya disfrutado de la historia hermosa de estos entrañables personajes.
La escritura de Patricia Sutherland es magnífica.
Lydia Leyte
Comments for Princesa. Reseñas: Opinión de Lydia Leyte
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